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Debate PFN-4
El
por qué de una política de
medicamentos
http://www.periodicoelpulso.com/html/jun03/debate/debate-04.htm
La política farmacéutica que el Ministerio de la Protección Social ha puesto a consideración de todos los actores involucrados a través de la publicación del documento borrador en la página web del Ministerio y de otros mecanismos de difusión y concertación, pretende recoger propuestas acerca de tres aspectos básicos que tienen que ver con los medicamentos: acceso, calidad y uso racional. Para el doctor Francisco Rossi, asesor del Viceministerio de Salud y Bienestar, uno de los problemas fundamentales relacionados con el acceso es el costo, ya que según él, “ningún sistema de salud, ninguna familia, ninguna sociedad, es capaz de manejar el acceso a medicamentos si no se toman medidas de política”.
Política
farmacéutica y calidad de los medicamentos
La política
farmacéutica debe señalar las leyes indispensables para
asegurar que los productos y servicios realmente sean de calidad,
aspecto que está relacionado con todas aquellas actividades
que aseguren a los consumidores y pacientes que los productos cumplen
las especificaciones y estándares físico-químicos,
microbiológicos y que son seguros y eficaces. Dentro de los
factores que intervienen en este proceso están la legislación
y autoridad regulatoria, la producción, el suministro,
distribución y dispensadores.
De igual manera, es materia
de discusión el tema de la seguridad social en lo que
concierne a los medicamentos que están por dentro y por fuera
del Plan Obligatorio de Salud (POS), ya que este es uno de los
aspectos que definen los puntos sobre los cuales la política
debe actuar.
Colombia
respeta propiedad intelectual
Explicó el doctor
Francisco Rossi, que nuestro país procura hacer un seguimiento
muy juicioso de las disposiciones de la Organización Mundial
de Comercio, a propósito de la reglamentación en la
Declaración de Doha, a la par que lo dispuesto en el proceso
de armonización de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el
ALCA y el tratado unilateral de comercio con los Estados Unidos, en
lo relacionado con los avances en protección de propiedad
intelectual, patentes y protección de datos de información
no divulgada.
Por ahora, agregó, se estiman como
racionalmente suficientes las normas adoptadas en la materia y no se
acordarían protecciones adicionales a las que ya el país
ha otorgado, pero de todas maneras es necesaria la vigilancia
permanente, porque el impacto al final lo pagaría el sector
salud.
Recordando el decreto 2085, que extiende una protección
por un período corto de 5 años máximo y de
aplicación gradual a la información no divulgada de
moléculas nuevas que ingresen al mercado, el doctor Rossi
indicó que es una norma de respeto a la propiedad intelectual
e incremento de la misma, y que la intención es conservarla y
no modificarla ni ampliarla, aunque exista la presión de
varios países para que la propiedad intelectual se
intensifique, se alarguen las patentes, se alarguen la protección
de los datos, se amplíen las moléculas, etc. “La
postura del Ministerio y la que aparece en la propuesta de nueva
política farmacéutica, es considerar suficiente la
protección que ya se tiene de la propiedad intelectual y no
hacer incrementos en la misma”.
“El otro cartel”
Citando
apartes de un artículo del Miami Herald, de Ramón A.
Nestre, éste afirma: “estamos a merced del otro cartel.
El de las drogas buenas. Avasalla a millones de personas, sobre todo
a quienes tienen necesidad de comprar medicinas que en este país
sólo pueden adquirirse con receta facultativa. En Estados
Unidos, el cartel de las drogas buenas ejerce tanta influencia
malsana sobre médicos y políticos, que estos colosos
multinacionales se dan el lujo de manipular a su antojo las normas de
propiedad intelectual y las leyes de la oferta y la demanda, con el
propósito de cobrarnos precios exorbitantes”.
Luego
continúa diciendo que la industria farmacéutica ha
montado uno de los lobbies más generosos e influyentes en el
país del norte, con aportes multimillonarios a candidatos de
ambos partidos en los últimos 5 años, y que ante sus
críticos, “el cartel de las drogas buenas”
acostumbra responder que sus precios desorbitados y sus altísimas
utilidades, responden a la necesidad de invertir sus beneficios en la
investigación científica y en el largo y costoso
proceso de conseguir la aprobación oficial de sus productos
novedosos, lo cual era cierto hasta cierto punto hace unos 20 años,
porque ahora los gigantes farmacéuticos gastan muchísimo
más en mercadeo y campañas de publicidad que en
investigación.
Nestre indica que actualmente, la mayor
parte de los hallazgos “novedosos” son insignificantes
modificaciones de la composición molecular de fármacos
lucrativos, la combinación de dos drogas viejas, el
descubrimiento de nuevos usos terapéuticos para medicinas
establecidas o falsos argumentos para impedir la venta de un
medicamento sin receta, porque de esta forma se extiende la vida de
productos que “dejan mucha plata”. Luego de la aprobación
federal, señala el autor, cambian el nombre del producto,
“engatusan” médicos para que lo receten, lanzan un
diluvio de anuncios publicitarios y venden a precios exagerados, a
salvo de las alternativas genéricas.
El autor del artículo
hace una acusación más seria: afirma que otras veces,
se ha extendido la vida lucrativa de un producto sobornando a
fabricantes de genéricos, para que éstos no elaboren la
versión barata de un producto que el “cartel”
quiere seguir vendiendo a precios inflados, lo que constituye una
verdadera práctica monopolística. El agravante, dice,
es que el riesgo del “cartel” es mínimo, lo mismo
que cuando propaga desinformación acerca de los productos o
crea fobias psicosociales inexistentes, para vender un producto